George Müller ha sido llamado el “apóstol de la fe”, y su vida y la forma como Dios trató con él se describen como “una vida de confianza en Dios.” Invirtió más de setenta años de su larga vida en un esfuerzo grande y persistente por proclamar a Cristo y glorificar su nombre entre los hombres y mujeres de su generación. Ésta fue la pasión suprema que puso fuego en su corazón. Llegó a ser considerado la persona más poderosa de su época–espiritualmente hablando–. Un hombre completamente dedicado a Dios cuyo ejemplo de fe y oración permanecerá para siempre como una de las más brillantes posesiones de la iglesia en la tierra.